LOS SOLICITANTES DE REFUGIO FALLIDOS Y EL SANTUARIO EN LAS IGLESIAS CANADIENSES

Las diferentes iglesias del Canadá han escogido la semana del 17 al 24 de octubre para celebrar el “Sanctuary Week” (Semana del Santuario) en las ciudades de Montreal, Ottawa y Quebec City,  con el propósito de elevar una oración para aquellas familias y personas que se encuentran bajo santuario, entre ellas una familia de Colombia. Pero, qué significa estar bajo “santuario” y qué tiene que ver con el estatus migratorio de una persona en Canadá?

Esbozando un concepto, desde la perspectiva de la migración, podríamos decir que el santuario es el derecho moral que tienen las instituciones religiosas de dar protección en sus iglesias, a aquellas personas o familias que legítimamente necesitan refugio, pero quienes han sido erradamente rechazadas por el sistema gubernamental, enfrentando una orden de deportación a su país con un riesgo para su vida o seguridad. El santuario se basa pues en el conocimiento que se tiene de que las casas de culto son lugares sagrados y que la violación de esta santidad al entrar o remover a alguien de este lugar es un sacrilegio. El santuario es una decisión de último recurso y el peticionante de éste debe tener en cuenta las limitaciones que conllevará el mismo: La negación de escolaridad formal para los niños, las limitaciones físicas para vivir en una edificio que no está diseñado como una residencia, con poca privacidad, tal vez sin las necesidades básicas, pero sobre todo sin ninguna opción de salir a la calle.
Actualmente existen cinco casos de santuario en todo Canadá. Dos de las cuales han estado en santuario por más de un año (uno es la familia Colombiana), lo que resulta extenuante tanto para las familias bajo santuario, así como para las entidades religiosas que las hospedan. La referida familia Colombiana está bajo santuario en la iglesia St. Andrew's-Norwood de la congregación United Church en St-Laurent desde el 17 de julio del año pasado; el padre de esta familia, compuesta por la esposa y una menor hija, fue un defensor de los derechos laborales en Colombia y presenta signos de tortura; no obstante ello, el Consejo de Inmigración y Refugio (Immigration and Refugee Board - IRB) le rechazó su solicitud de refugio en Canadá.

Existen tres jóvenes Palestinos en la iglesia Notre-Dame-de-Grâce de la congregación religiosa Roman Catholic Church en Montreal; ellos estuvieron en un campo para refugiados en El Líbano sufriendo discriminación sistemática y negación de derechos; el Consejo de Inmigración y Refugio (IRB) reconoció que ellos enfrentaron persecusión en el campo de refugiados, sin embargo les rechazaron sus solicitudes de refugio basados en que ellos podrían haber intentado en otro campo para refugiados en lugar de venir al Canadá. También está el caso de una madre con sus tres menores hijos en Montreal quienes se encuentran bajo santuario en la iglesia Union Church de la congregación United Church desde el 5 de agosto del 2003; los niños ahora están afrontando su segundo año fuera de la escuela. El cuarto caso es el de un hombre de 49 años, originario de Bangladesh, quien está en la iglesia First Unitarian Church de la congregación Unitarian Universalist Church of Canada en Ottawa; él sufrió violencia física a manos de los oficiales del gobierno de ese país, por lo que Amnistía Internacional ha intervenido en su caso y ha establecido que su seguridad podría estar en peligro si él tuviere que regresar a su país; sin embargo, continua sin un estatus migratorio definido al habérsele negado el refugio que solicitara en Canadá. Finalmente, existe un ciudadano Iraní quien se encuentra bajo santuario en la iglesia St. Michael's de la congregación Anglican Church of Canada en Vancouver; él fue encarcelado y torturado en Irán, pero su pedido de refugio le fue negado, a pesar que al pedido de su madre se le aceptó basado en los mismos motivos de temor de persecusión (el esposo/padre fue un líder de un partido de oposición en Irán), ahora el afronta una situación de riesgo adicional (ha experimentado una conversión religiosa).

En todos estos casos, hubiere existido el derecho de apelación (sobre el fondo, y no la forma que es lo que se revisa en la Corte Federal), los errores cometidos podrían haber sido corregidos y evitado la necesidad de santuario; sin embargo, la no implementación de la División de Apelación de Refugio (Refugee Appeal Division - RAD) prevista en la actual Ley de Inmigración y Protección del Refugiado (IRPA) viene originando este tipo de situaciones.

Este mismo derecho de apelación también le hubiere favorecido a otra familia de Colombia, demandantes fallido de refugio, quienes estuvieron bajo santuario por cuatro meses el 2003 en una iglesia de Quebec, pero quienes luego fueron persuadidos de ir a los Estados Unidos y presentar una aplicación para inmigrar al Canadá; sin que ello les garantice una aceptación de su solicitud de inmigración. Aún cuando el caso más destacado de santuario fue el de Mohamed Cherfi, de Argelia, quien fue removido de manera violenta por las autoridades Canadienses y deportado a los Estados Unidos, constituyéndose en un lamentable caso de violación de santuario.

Contrariamente a lo que se podría creer, las iglesias no ofrecen santuario a quienes se les acercan y se los piden, ni tampoco buscan promover esta corriente. Los pedidos de santuario son meticulosamente evaluados (entrevistas, opiniones de los miembros de la congregación, etc.) y aceptados únicamente cuando la persona necesita protección al existir una seria amenaza para la vida o seguridad del refugiado y no existe otra posible solución. Sin embargo, la real solución está en manos del Ministerio de Inmigración y Ciudadanía del Canadá, quien deviera de implementar el proceso de apelación para corregir los errores de determinación de refugio que se vienen presentando, y así resolver los casos de santuario.

Elevemos pues una oración en esta Semana del Santuario para las iglesias que brindan santuario, así como para la familia Colombiana y las demás personas quienes que se encuentran bajo esta medida, a fin de que encuentren la fortaleza en sus momentos de flaqueza, y otra plegaria para que nuestras autoridades Canadienses encuentren el medio inmediato de habilitar el sistema de apelación pendiente.